jueves, 3 de febrero de 2022

4.2.2.3.- Concierto de Navidad

  


II Concierto tradicional de Navidad

(Ferreras de Cepeda, 30 de diciembre de 2018)


 

Cartel del II Concierto de Navidad

 

Contra los hechos no hay argumentos que valgan: Cuando la gente tira del carro, el carro llega a donde deba llegar y, una vez que comienza a rodar, la marcha es menos costosa y se anima más gente a empujar.

Estas fotografías que siguen son un reportaje improvisado que da fe de lo dicho, por lo que allí sucedió:


Ramo y Nacimiento- Navidad 2018


Niño Jesús, preparado para "besarle la patina"


 

Detalle del ramo de este 2018.
Es una ofrenda de bienvenida a La Sagrada Familia
y
 de preces por los difuntos de la parroquia.


En la plaza, algunos de los cantores, con sus instrumentos y regalos, 
van calentando sus cuerpos y sus voces al amor de la fogata,
 hecha para “calentar al Niño”.


 


Cantores foráneos




Cantores y organizadores,
felices por el éxito del concierto.




Presentación del baile del fin de fiesta, al son de las panderetas


___________________

Conclusiones: la conclusión es múltiple:

  1. Queda demostrado que el carro está en marcha, bien arrastrado por los que tiran de él un día y otro.
  2. Habrá que olvidar esos lamentos de que el pueblo va decayendo y empezar por pedir de regalo para antes de la próxima Navidad el uniforme correspondiente, que puede incluir para los hombres: capa o tapabocas; sombrero, gorro o pañuelo; albarcas y engorras; faja o petrina; zurrón o fou del monte… para las damas ¡ellas sabrán!  
  3. Después habrá que echar la cuartia a los que tiran del carro, pensando que la vergüenza de actuar no dura más allá de unos instantes y se queda en el exterior, mientras que la satisfacción y el recuerdo permanecerán para siempre dentro. No importará si alguien comenta “Detrás de los bueyes van los zanguanes, ¡vaya paso que llevan los animales! O lo otro de “¡Animales, con cuidao, nu pisedes el sembrao! Y a aquel que nu sea animal, que nu ye parezca mal”. Ésta es una de las hacenderas más agradables para dar el callo. 

¡Nos vemos dentro de un año, Dios mediante!

 



 


 

 


Agradecimiento.




Queridos amigos:

Como decía aquel: “nunca es tarde, si la dicha es buena”. Por ello, ante estos agotadores calores de verano, bueno será tomar un merecido descanso “a la sombra de algún rebollo” y “alcurdase un puquetín” del invierno frío y rendir homenaje a tod@s l@s que tan profesionalmente participaron en EL CANTO DEL RAMO DE NAVIDAD DE FERRERAS.

En especial, lo dedicaré a las habilidosas manos de mujer que con tanta delicadeza elaboraron las cestillas de navidad, cargadas de bombones de “chiculate de relambese y chupase lus dedus” y sus tarjetas tan finamente dedicadas que tanta emoción causaron al autor de estos humildes versos que con mucho cariño quiere dedicar con el título de:

 

EL MUÑECO DE NIEVE


Sobre el caserón del horno

cae la nieve en silencio.

Cantadoras y cantores

se calientan junto al fuego.

Mientras asan las castañas

en las brasas del “rachero”,

piensan en los que se han ido,

sus costumbres y desvelos.

La tenue luz de la lumbre

ilumina sus cerebros

y entre todos se proponen

hacer de nieve un muñeco. 

  

Ha de tener el muñeco

dos ojos como luceros

pa que admiren los ropajes

que formarán sus atuendos:

calzones de pardomonte,

camisas con sus chalecos,

fajines muy bien bordados,

sombreros de fieltro negros;

sayas, dengues y mandiles;

corpiños, toquillas, ruedos;

rodaos de lentejuelas

y zapatines de cuero;

collaradas y arracadas

lucirán con los pañuelos;

las blusas de lino blanco

y puntillas en el cuello.  

Dos orejinas bien listas

que oigan bien al dulzainero,

al flautista, cantadoras,

cantadores y al gaitero;

cánticos de La Ribera,

de La Cepeda o de El Bierzo,

de Zamora o de El Pisuerga

o de La Vega de El Tuerto;

de aprendices o pastores,

de músicos o maestros,

cantos de nanas o arrullos,

limpiabotas o vaqueros,

Vicentillo el de Pisuerga,

el del milagro del ciego,

“Madre, a la puerta hay un niño”,

o el de “María en el huerto”. 


La nariz bien afilada,

que huela menta o romero,

o tomillo o manzanilla

que pastan nuestros corderos,

o esencia de miel de brezo,

tan famosa en este pueblo,

y el perfume de las mozas

que no lo hay nel mundo entero. 

También tendrá un corazón

que acoja al pueblo disperso,

que se olvide de rencores

y problemas pasajeros;

que dé un poco de ternura

al Niño que viene a vernos

y un poquito de cariño

a nuestra Madre del cielo. 

Tendrá dos brazos abiertos

p'abrazar los forasteros

y a los que con ilusión

vienen  a ver este pueblo

y a seguir la tradición

de nuestros padres y abuelos

de cantarle villancicos

al Niño Rey de los cielos.  

Trabajando todos juntos,

terminaron el muñeco

y entre todos lo arrastraron

hasta el portalín del templo,

víspera de nochevieja,

cuando el frío llega a los huesos,

cuando los campos helados

tejen su manto de hielo.

Entre luces de faroles

lo deslizan por el centro,

mientras que van desgranando

estribillos y recuerdos,

cánticos que van sonando

de ilusiones y de sueños

que, por fin, se ven cumplidos,

mezclando aplausos y versos,

melodías de dulzaina,

de la flauta y del pandero,

de la gaita y panderetas,

campanas y sonajeros.

Cantadoras y cantores

regalan cantos de cielo

a todos los que gozaban

de aquel singular evento.

El Niño Dios fue testigo

de la alegría del pueblo,

de gentes emocionadas

que se aposentaban dentro.

 


 

Mas la emoción se acrecienta

cuando se acerca al muñeco

con actitud generosa

la más anciana del pueblo.

Dejó el mantón en el banco

y una lágrima en el suelo,

y, “espurriendo” bien un dedo,

en la nieve fue escribiendo

pa que lu vieran lus reyes,

pa que lu vieran sus nietus,

pa que lu leyeran todus,

este singular deseo:

“Que en el año que principia

y en lus añus veniderus

volvades a estare unidus

lus jóvenes y lus viejus,

y, aportando cadagunu

amore, cariño y respeto,

regaledes a este mundo

otro emotivo concierto".

 


Ferreras, julio de 2019

Francisco Martínez Álvarez

FRANMARAL