domingo, 6 de febrero de 2022

4.2.2- Tradiciones - Misterio de Navidad



4.2.2.1.- Misterio de Navidad

Drama litúrgico 

 para la Navidad de 2014 - 2015 en Ferreras de Cepeda (León)



 Presbiterio de la iglesia, con los dos ramos ofrendados en 2014

(Soportes hechos por David Arienza Rodríguez)

 


Introducción teórica 

Este presente proyecto trata de aplicar a la situación actual de una pequeña aldea, como Ferreras, entidad menor del municipio de Quintana del Castillo, en clara situación de despoblamiento y decadencia, la tradición más popular de los “Autos Sacramentales”, “Misterios”, “Dramas litúrgicos”, “Entremeses”, “Loas” o “Logas”, “Pastoradas”, “Ramos”, “Corderas”…

Todos ellos consisten en actuaciones dramáticas (recitadas, cantadas o mixtas) para celebrar las fiestas de Navidad, que han proliferado en la tradición religiosa y festiva de Europa desde la Edad Media hasta nuestros días, aunque ya con notable decadencia.

En las últimas décadas y en el caso de nuestra provincia de León, han quedado reducidos al canto de un Ramo de Navidad, más o menos antiguo, a cargo de pastores y pastoras, mozas y mozos, mujeres devotas, o coros de la parroquia o de alguna asociación.

Durante el último siglo, estas actuaciones eran promovidas en Ferreras de Cepeda por unos personajes muy apreciados: los “acomparadores” y los “cantores”:

♦ Los “Acomparadores” eran personas que tenían cierta maestría para componer los “cantares” (poemas, habitualmente de arte menor, en estrofas de tipo popular: aleluya, cuarteta, redondilla, copla, romance o romancillo). Entre ellos merece un recuerdo especial Pedro Lozano Álvarez.

Estos cantares tenían que ser fácilmente adaptables a la “Tonada”, melodía tradicional transmitida de oído de una generación a otra, con la que se interpretaban en el “sagrado” del pueblo (iglesia, atrio o plaza). Referían siempre los aspectos más notables:

a) de la devoción religiosa de las Navidades,

b) de la situación social de la población (salud, guerras, cosechas…), y

c) del acontecer diario, en este caso con marcado sentido satírico y humorístico.

♦ Los “Cantores” eran grupos de intérpretes. Solía haber varios grupos:

• El grupo de “Los Pastores”, estaba integrado por hombres y mujeres que ejercían realmente la profesión de pastores en cualquiera de sus categorías: rabadanes, pastores, zagales o motriles. Dedicaban sus “ramos”, “pastoradas” o “corderas” al Niño Jesús y a su patrón, San Antonio Abad, protector de los animales. A veces entregaban, como ofrenda, una cordera o cordero vivos o algún vellón.

• Los grupos de “Mozas” o de “Mujeres”, devotas en ambos casos, dedicaban sus ramos a La Virgen María y entregaban, como ofrenda, ramos de manzanas, velas, flores u otros adornos.

Con la presente propuesta la Junta Vecinal, la Asociación Cultural “El Mantigón” y el Coro de la Parroquia pretenden revitalizar en Ferreras las tradiciones más entrañables de nuestros antepasados para celebrar las fiestas de Navidad en su doble aspecto: religioso y festivo. 

 

Características del acto propuesto. 

El acto dramático que proponemos ahora incluirá diálogos y cantares, todos ellos en forma de poemas poliestróficos, compartiendo temática religiosa y popular.

Representará:

a) un Concejo de Vecinos convocado para tratar temas religiosos, culturales y sociales, con ánimo de reactivar las tradiciones religiosas más entrañables;

b) la Adoración de los Pastores y Ofrenda de Presentes a La Sagrada Familia -un alarde de teatro dentro del teatro-, rogando su intercesión a favor de los antepasados y del progreso del pueblo;

c) el Canto del Ramo, a cargo de un grupo de vecinas y vecinos; y

d) la Adoración del Niño Jesús por todos los fieles al son de villancicos. 

Si el Párroco lo autoriza, este drama será representado dentro de la Iglesia, adquiriendo el compromiso colectivo de asegurar el mantenimiento del orden y respeto debidos. 

La preparación enfrentará dificultades casi insalvables a la hora de reunir a los actores, todos ellos voluntarios y, en gran parte, residentes fuera del pueblo, para realizar todos los ensayos necesarios para su representación memorizada.

Por tal motivo, podrá ser representado en forma de "teatro-forum", de forma leída, para lo cual cada actuante será provisto de su propio libreto.

Tan solo será necesario realizar un par de ensayos conjuntos de la lectura, tendentes a conseguir un recitado con la pronunciación “pausada, alta y clara” que asegure su perfecto entendimiento por los oyentes.

No se persigue el éxito de la declamación, sino la transmisión del mensaje.

Cada actor deberá ensayar la lectura de sus intervenciones tantas veces como le sea posible para familiarizarse e, incluso, memorizar su papel.

Tampoco se pretende la declamación o la gesticulación perfectas y serán disculpables las equivocaciones normales. Se admitirá la repetición de las frases que no hayan sido leídas correctamente.

Los Cantores y Cantoras que intervenga en el Canto del Ramo y en la Adoración del Niño, deberán ensayar por su cuenta la “entonación” de todas las estrofas cantadas y de los villancicos.

La redacción de todos los textos, recitados o cantados, atiende más a la transmisión del mensaje que a la calidad literaria. Estos podrán ser corregidos en cualquier momento, según la conveniencia de la representación, siempre que se respete el contexto argumental general.

Se considerará como mejora el cambio de expresiones del lenguaje actual por las correspondientes al habla cepedana, siempre que no se basen en el uso de palabras burdamente incultas y degradantes del habla.

El autor agradecerá todas las sugerencias que se le hagan para mejorarlo.

 

Argumento

Aprovechando las fiestas de Navidad y la presencia en el pueblo de muchos naturales, ahora emigrados, que acuden a pasarlas con sus familiares, La Junta Vecinal ha convocado un Concejo de Vecinos extraordinario, que presiden la Junta Vecinal y el Párroco.

Al Concejo asisten, con voz y voto, todos los habitantes y naturales del pueblo, para recapacitar sobre el tema principal de preocupación: la decadencia del pueblo (población, economía y recursos, costumbres, tradiciones culturales y religiosas).

Tras un primer repaso de los temas más preocupantes, con resultado más bien pesimista, los asistentes al concejo se ven sorprendidos por la reacción de un grupo de espontáneos, miembros de la Asociación Cultural “El Mantigón” y del Coro Parroquial, que muestran un firme propósito de levantar los ánimos al personal, escenificando la Adoración de los Pastores, el Canto de un Ramo de Navidad y la Ofrenda de Presentes a la Sagrada Familia.

Finalmente el Concejo de Vecinos, a propuesta de La Junta Vecinal, acuerda por unanimidad retomar con ánimo las tradiciones más entrañables, en memoria de los antepasados y para mejorar la vida del pueblo. 


Personajes del drama:

El Párroco (Cura). Si considera oportuno intervenir, su intervención, caracterización y vestuario serán de su elección y se acordarán oportunamente.

El Presidente de la Junta Vecinal (alcalde pedáneo o regidor, según antiguas denominaciones). Representa el carácter sencillo, sosegado y afable de los habitantes del pueblo. Viste el traje regional. Intentará usar en alguna de sus intervenciones las expresiones y palabras del habla cepedana.

Vocales de la Junta Vecinal (concejales). Caracterización idéntica a la del Presidente.

Secretario de la Junta Vecinal. Asume el papel de “fiel de fechos, letrado, quisquilloso y estirado”, a veces desagradable, para realzar la afabilidad de carácter del presidente y de los vecinos del pueblo; pero, antes del final del drama, se transfigurará en un personaje “amable, servicial y afectivo”, contagiado por la buena voluntad de todos los demás personajes. Vestirá muy elegante, con traje oscuro, camisa blanca, lazo de color y una vistosa capa de gala, muy bien llevada. Es un papel, tal vez demasiado extenso, que se podría dividir en dos personajes: el Secretario de la Junta Vecinal y una Maestra de Ceremonias.

Vecinas y vecinos. Tantos como se ofrezcan a participar, jóvenes o mayores. Vestirán trajes regionales, no excesivamente adornados, pero que sí delaten la edad. Entre ellos no deberán faltar algún viejo gracioso, otro viejo cascarrabias, alguna vieja criticona, alguna vieja cariñosa, una abuela afectada de demencia senil y varios jóvenes. Su número y el reparto de sus intervenciones se adaptarán a la disponibilidad de voluntarios para desempeñarlos.

Pastores (algunos de los vecinos y vecinas, también niños). De caracteres extrovertidos y orgullosos, pero sin altanería. Vestirán atuendos variados de pastor: abarcas, madreñas, engorras, tajones, chalecos, pantalones o sayas, tapabocas, pasamontañas, cerrones, cayada o cayao

Niñas y niños. Alegres y juguetones - tantos como se ofrezcan a participar-. Se sumarán a los grupos de pastores y cantores en que se integren sus familiares. Vestirán según el grupo en que se integren. Hay varios con carácter propio: la Niña que acompaña a su abuela senil, el Niño que pide limosna para las Ánimas, el Niño del Corderín, el Niño del Chiflato

El leñador. Joven, siempre sonriente, cariñoso y humilde. Vestirá un atuendo rústico, con tajones y un grueso cinto de cuero del que colgar una fou de monte o una macheta. Llevará un feije de leña a la espalda y de la mano su carro de leñador para transportar en él las ofrendas más voluminosas y pesadas.

  

Tonada o melodía del ramo

Podrá ser la tradicional u otra nueva, a elección de los cantores y cantoras. En caso necesario, habrá que adaptar la métrica y ritmo de las estrofas.





MISTERIO DE NAVIDAD

Drama litúrgico

 para las Navidades de 2014 - 2015 en Ferreras de Cepeda (León)

©Herminio Omaña Menéndez


 

ACTO ÚNICO 

Concejo de Vecinos dentro de la iglesia.

 

Escena primera. 

(La Junta Vecinal y vecinos en Concejo)

 

(Suena un toque de campana en tono de llamada a concejo). 

 

Presidente       (Solemne. Tose varias veces, cada vez más alto, para reclamar                                     silencio, mientras los vecinos arman algo de barullo)

¡Mis vecinas y vecinos!

 

(Tose dos veces más, hasta que los vecinos se callan)

¡Mis vecinos y vecinas!

Con la campana tañida

y con licencia del cura,

hoy vamos a celebrar

nuestro concejo en la iglesia,

porque trataremos temas

de fondo espiritual.

 

Secretario        (en plan sabiondo y exagerando la declamación):

Ya está el permiso otorgado,

guardemos, pues, el respeto

debido a lugar sagrado.

 

(Pausa y carraspeo prolongados)

Queremos hacer Concejo

de Vecinas y Vecinos,

de todos los residentes,

y de los aquí nacidos

que tuvieron que emigrar

pero que hoy están presentes.

 

Presidente        (un poquito cortante):

Secretario, no te enrolles.

No empieces a divagar

y comienza la propuesta

de los temas a tratar.

 

Secretario         (con gesto molesto por el corte de su perorata):

Vayamos al primer punto:

Decadencia de Ferreras.

 

Presidente        (otra vez solemne y tosedor):

Este no es menor asunto.

Inícialo cuando quieras.


Secretario         (vuelve al tono declamatorio):

En este punto, vecinos,

tendremos que analizar

la salud de nuestro pueblo:

si va a morir o a medrar.

 

Vecina 1ª          (con gestos de aleganciosa y muchas ganas de intervenir):

Medrar, medrar… ¡no parece!

¡Que cada año somos menos

habitantes en Ferreras!

En cambio, lo que si crece…

es el barrio Las Barreras.


Vista aérea de Ferreras, con "el barrio Las Barreras" (cementerio) en primer término

 

Vecina 2ª          (comedida):

No debemos olvidar,

al tratar esta cuestión,

que los jóvenes del pueblo

que deciden progresar

ven como primera opción

no quemarse la paciencia

y deciden emigrar.

 

Secretario         (empieza muy formal) :

Eso trae de consecuencia,

como es fácil deducir,

que faltando matrimonios

en edad de procrear,

y quedando solo abuelas… 

(Adopta un retintín malicioso)

¡Señoras, pido perdón!:

que los niños que no nacen

no incrementan el padrón.

 

Presidente        (con gesto de mosqueo):

¡Ya vale! 

(Adopta un gesto serio y de autoridad)

Pues con lo expuesto,

en este tema os pedimos,

(y no es pagar otro impuesto…)

En este asunto primero

vos tenemos que pedire

que en el año que vivimos

y en el año venidero

no vos dejedes morire.

 

Vecino 1º          (tratando de hacerse el gracioso):

¿Y quién tien de eso la culpa?

¡Que aquí naide es inmortal!

¿O vais echame una multa

el día del miu funeral?

 

Presidente        (serio y paciente):

¡No, home, no hablamos de multas!

Digo que hay que resistir,

que hay que vivir con más ganas

pa que el pueblo no decaiga.

 

Vecino 2º          (replicando a voces, más gracioso todavía, al vecino 1º):

¡Que no te mueras ahora!

¡Que ya te podrás morir,

cuando te llegue la hora!

 

(Varios vecinos asienten riéndose)

 

Presidente        (sigue con gesto serio, paciente y paternalista):

Y tenéy tamién en cuenta

por los caminos qu’ andades

para que no vos caigades.

 

Secretario        (adopta ahora un carácter irónico):

Que el doctor ya nos comenta,

sin entrar en más detalles,

“que sin piedras y sin cantos

y sin baches por las calles,

no debían tropezar tantos”.

Porque este año se han caído,

según yo tengo entendido:

Visita, Ester, Marcelina,

Amparo, Maruja la de Agustín… 

(Puede seguir recontando accidentes reales, ocurridos durante los últimos meses en el pueblo)

 

Vecina 2ª          (sigue comedida):

Y tras de cada caída,

se vuelve en la depresión

más débil el corazón

y más penosa la vida.

 

Vecina 3ª          (pensativa):

Qu’ una se cai n-un istante,

pero tardará un montón

en reface’l sou talante.

 

Secretario         (insiste en su ironía):

¿No le estáis dando al morapio…?

¿O tal vez al aguardiente…?

¿Tal vez pa enjuagar los labios…

o pa el dolor de algún diente…?

 

Vecino 3º          (con gesto de complicidad en la ironía):

Y, si es que empináis el codo

por un tema sanitario,

convien facelo con tiento,

según la dosis y modo

que recete el boticario.

 

Vecina 1ª           (la aleganciosa se suma ahora a la ironía):

Y hay que evitar los peligros

de animales agresivos,

como hormigas voladoras;

porque atacan todas juntas

igual que la marabunta.

Eso les pasó en setiembre

a Visita y a Minito

paseando por las eras,

y también el mismo día

al Ángel Aller Arienza,

también en el mismo sitio.

(Se ríe con malicia.

Otros vecinos y vecinas pueden añadir relatos sobre otros acontecimientos graciosos ocurridos en los últimos meses, estén o no relacionados con la salud, como el robo de las peras del Cartero - cuando fueron a por ellas, solo encontraron el sitio-… Pero es condición previa que no serán ofensivos y deberán ser autorizados por sus protagonistas antes de la representación).

Llamargo en Valleovar, ocupado por brezal y turberas

 

Vecina 3ª          (sigue seria y pensativa):

Otra cosa a mencionar

es lo de andar de hospitales

por temas de intervenciones,

revisiones generales…

 

Vecina 2ª          (interrumpe con ganas de soltar su toque de humor):

O séase: reparaciones...

(pausa afirmativa) 

¡Sí! ¡Sí! Que hay que ver La Coca,

que marcha mucho mejor

desde que le repararon

eso del carburador.

 

Vecina 3ª          (asiente):

¡Rula que da gusto vela!

 

Vecina 1ª          (la aleganciosa insiste con la ironía):

¿Y qué me decís del otro,

el Serrano… su marido?

Como se afallaba solo

y va que andaba aburrido

mientras estaba ingresada,

se hizo malo de ficción

para hacer que lo ingresaran

en la misma habitación.

 

Vecina 2ª          (se suma a la ironía ):

¡Huuuy… Es hombre de recursos!

¡Lunas de miel de película

se saca de la vesícula!

 

Vecina 1ª           (la aleganciosa sigue con la ironía):

¡Y poco que le costó

satisfacer el capricho,

que no lo pagó muy mal,

todo a cargo del Inserso

o Seguridad Social!

 

Secretario        (adoptando un gesto serio, pero de mentirijillas):

Con el debido respeto,

queridísimas vecinas,

no transforméis en corrillo

esta sesión del concejo. 

(Hace pausa para pasar a otro tema).

Hablemos de los consejos

para cuidar la salud.

 

Vecina 2ª          (también se pone seria, pero mantiene cierta dosis de ironía):

 

En eso hay que recordar

que hay que respetar la dieta

cuando se llena el perol;

que el chorizo y el tocino

y los callos y perniles

son ricos, pero se asientan

encima de los cadriles

y luego achorcan las venas

con tanto colesterol. 


Cocina vieja: Arcón, pregancias, pote y trébedes

 

Vecina 3ª          (siempre seria):

Pues... a guardar las vigilias

para sentirnos mejor.

 

Vecina 1ª          (sigue con guasa contra alguna incierta destinataria):

Y tomemos las pastillas

que nos recete el doctor;

pero hagámoslo con agua,

que sería nocivo el lujo

de tragarlas con orujo.

 

Secretario         (se suma a la guasa):

Sobre todo y más que nada,

como última razón,

no os olvidéis de la paga

y pensad que, si morís,

no cobraréis la pensión.

 

Vecino 1º           (también él se une a las chanzas):

Eso sí es definitivo:

no es buen negocio vivir

eternamente echo un trasto

y andar encataperiao;

pero, por cobrar la paga…

¡como si hay que andar al rastro

y vivir engurrinao!

 

Presidente       (trata de recuperar la seriedad y los temas a tratar):

¡Secretario, a otro asunto!

Demos éste por cerrao,

que nos van a dar las uvas

y éste ya está sentenciao.



 

 

Escena segunda.

 (Los mismos)

 

Secretario         (Intercambia un gesto de pesar con los demás graciosos, pero                                vuelve a su pose pretenciosa):

Vamos al tema segundo:

Economía del pueblo.

 

Trataré de resumir,

porque de entrar en detalle,

en un estudio profundo,

puede hacérsenos eterno,

como dar la vuelta al mundo.

 

Presidente       (con gesto de cabreo decidido):

¡Al resumen, Secretario,

o te meto una sanción

de vino para el concejo

y de cera pa'l sagrario!

 

 

Vista aérea de Ferreras, llegando por el Norte

 

Secretario         (exagerando ahora las prisas, lee de corrido, a ritmo de cantinela, como provocando al presidente, que va torciendo el gesto mientras lo escucha, a la vez que se rasca y menea la cabeza, mientras mira a los vecinos como anunciando una reprimenda):

¡Señor, le pido perdón!

Resumo, señor, resumo:

Casas en ruina:

paños rajados

y con goteras

en los tejados;

fornos caídos,

tiros cegados,

priula y pregancias

llenas de sarro,

las chimeneas

ya no fumean.

Cerrada escuela,

casas sin gente,

vacíos establos,

en las tenadas

ya no hay fuyacos

y los pajares

abandonados.

Tierras de fuelga,

sucios los prados

y por los campos

ya no hay ganados.

Fuentes sin ranas

ni renacuajos.

Río sin peces,

contaminado,

y los regueros

no son labriados.

Negrillos secos

y deshojados

ya no dan fueyas

pa los marranos.

Nuestros frutales

fueron talados

por esa plaga

del bacteriano.

Ni pan ni vino

en las bodegas

y sin patatas

las patateras…


Queda algún trastornao que cree que el pueblo tiene un gran futuro

y es capaz de levantar 'castillos en el aire' 

 

Presidente        (corta esta retahíla, replicando en el mismo tono, pero en cabreo                                creciente):

¡Secretario,

secretario!

¡Vaya rosario

de economía!

¡Para ya el carro,

que nos deprime

tu letanía!

¡Dale que dale

con la llantina!

¡Deja ese cuento,

que nos aburres

con tu lamento! 

(Hace una pausa, mientras reflexiona y menea la cabeza. Mientras tanto, el Secretario hace un gesto de encogimiento, pesaroso por haber llegado a ofenderlo. Finalmente el Presidente retoma el argumento con serenidad, pero también con determinación).

¡Que estos señores

quieren que hablemos

de profesiones!

Quieren que hablemos

de los pastores,

que no hay cantores

en este tiempo

pa echarle un ramo

al Nacimiento.


Vecino 1º          (replicando):

Pastores… haberlos… háilos,

aquí estamos algunos.

 

 

Vecino 2º          (apoyando la réplica anterior):

Y, si hay que echar un ramo,

lo haremos muy a gusto.

 

Vecina 2ª          (se suma a la propuesta):

Y, junto a los pastores,

iremos las pastoras

y todos los vecinos,

cantores y cantoras.

 

Presidente        (ahora entusiasmado):

¡Así se habla, señores!

¡Estos son mis paisanos!

 

Secretario         (condescendiente para cerrar el tema):

¿Quedamos, pues, en eso?

¿Podéis cantar el Ramo?

 

Vecina 2ª          (afirmativa):

Sabemos entonar

con las tonadas d'antias.

 

Vecina 3ª          (afirmativa también).

Y, si hay que acomparar

algún cantar de ahora

para que suene mejor,

de seguro afallaremos

alguna acomparadora

o algún acomparador.


Vecino 1º          (insiste en el apoyo):

Los que cantemos ramos

cuando éramos zagales,

hoy, on viejos carcamales,

muy bien los recordamos.

 

Vecino 2º          (con entusiasmo en los recuerdos):

Primero, al prepararlos

desde de la sementera

Y el rato de cantarlos,

en la Misa de Gallo

del día de Noche Buena…

¡Vaya acontecimiento!

Y, luego, al recordarlos

cantando algún cantar,

de Reyes hasta El Cristo

andábamos contentos.

 

Vecina 1ª          (insiste con decisión):

Como nos deis permiso

para poder cantarlo…

nada más decidirlo

y por voluntad propia

vamos a prepararlo,

que ya tenemos copia.

 

Presidente        (decreta la decisión):

¡Que baste con lo dicho!

Ahí van preparadas

en un papel escrito

las letras y tonadas.

 

(Sonríe y asiente con la cabeza, con un gesto de alivio.

Hace un gesto de admiración, dirigido al auditorio; suspira y, vuelto al Secretario, le ordena):

¡Secretario, al otro tema

y vamos terminando!

 



Escena tercera.

(Los mismos, menos algunas vecinas, vecinos y niños, que salen para  para prepararse para cantar el ramo)

  

Presbiterio y retablo de la Iglesia, adornados para Navidad

 

Secretario:

Vamos al tercer tema:

Tradiciones devotas.

 

Presidente        (relajado):

A ver ¿de qué va eso?

¡Repásanos tus notas!

 

Secretario         (retoma el carácter de sabiondo):

El tema se origina

por unas peticiones

de dos o tres vecinas,

tal vez algo seruendas,

que piden restaurar

antiguas devociones

y quieren completar

los rezos con ofrendas.

 

Presidente        (con gesto de no haber entendido nada):

¿Que qué es lo que pretenden?

 

Secretario         (molesto porque no lo entiendan, ¡con lo bien que se expresa…!):

Ya dije: restaurar

valores del pasado.

 

Presidente        (contrariado por el desaire del secretario):

Pues, que lo expliquen ellas,

que yo no me he enterado.

 

Vecina 4ª          (mediana edad, con ganas de explicarse):

Vamos a ello, señores:

¿Queda entre lo mayores

alguien que no recuerde

las devociones de antes,

que, siendo muy sencillas,

eran emocionantes?

 

Vecina 5ª          (ensoñadora. Ésta debe aparentar bastante edad.)

Vamos a recordar:

estaba una en el campo,

o, tal vez, en la casa

aviando la cena,

o en el lavadero,

o puede que en la era

rematando faenas,

a veces fatigada,

a veces pesarosa

por una cualquier pena…

 

Vecina 6ª          (como la anterior):

Y el hombre de regreso,

guiando despacico

el carro de las vacas

con la boina calada

por cima de los ojos

y la ijada terciada

encima de los hombros…

 

Vecina 4ª          (igual):

Tal vez con el borrico

cargado con mañizas

de berzas o de otoño,

con el cachapo al cinto,

y con gadaño al hombro.

 

Vecina 5ª          (igual):

Y niños por las calles

entre gritos saltando

o jugando a la maya,

tal vez al cabezote,

o corriendo la roda,

o echando los cartones,

o saltando a la comba…

o haciendo algún mandado,

aguardando la hora

de encerrar el ganado…

 

Vecina 4ª          (sigue):

Y, remontando cerros,

volvían los pastores

entonando canciones

y silbando a los perros,

canciones entonadas

con el rumor de esquilas

muy bien acompasadas

y balidos de las madres

replicando amorosas

la llamada angustiosa

del recental lejano

que aguarda en el establo.


 

Vecina 5ª          (sigue):

Alegraría su alma

(el alma del pastor),

al columbrar] la aldea,

la columna de fumo

sobre la chimenea,

el calor de la casa

al amor de la llumbre,

el aroma de hornada 

arrojada con urces

 

Niño 1º              (sorprende al auditorio con su voz decidida y los gestos sueltos de                                levantar los brazos):

Y de pronto, ¡arrebol!

Sobre el Teso La Roja

se va a poner el sol.

 

Niña 1ª              (tranquila y muy seria, hace de narradora de un cuento):

Un niño va pidiendo,

haciendo areboliada.

Todas las puertas se abren…

 

Niño 2º              (lleva en la mano un cesto de varas de salguero, hace un gesto de                                llamar a una puerta imaginaria y pregunta a la niña 2ª, que                                     simula el gesto de abrirla de par en par y de escuchar sonriente,):

- “¿Limosna pa las Ánimas?”

 

(La niña 2ª asiente con la cabeza, luego hace el gesto de ir a buscarla).

 

Niña 1ª:

Le dan una moneda

o, acaso, una reboja]

de la hogaza más tierna.

 

(La niña 2ª vuelve corriendo y le entrega una reboja de pan al niño 2º, que la guarda en el cesto de varas y va a salir de escena, pero se vuelve hacia la niña que le dió la limosna)

 

Niño 2º:

- “¡Que las Ánimas Benditas

a ustedes se lo paguen!”

 

Niña 2ª:

- “¡Dios las tenga en su gloria!”.

 

Niña 1ª               (sigue el relato):

Brota del campanario,

como un chorro de rezos,

repique de campanas

que inundará el terrazgo

y llamará de lejos

algún feliz noviazgo.

 

Niña 2ª              (se suma a la narración):

Se recuerda a los nuestros,

a aquellos que partieron.

Reviven en nosotros

a través del recuerdo

pa seguir siendo luz

en lo alto del cielo.

 

Los nuestros siguen siendo luz 

 

Niña 1ª:

Es toque milagroso

el "toque de oraciones"

oración muy sentida,

instante de alborozo

y dulces emociones,

Ángelus a María.

 

Vecina 4ª:

Y también es llamada

que muy rápido atiende

la moza peripuesta,

que ya acude a la fuente

a buscar agua fresca

y también a la cita,

la cita campanera

que toca el pretendiente.

 

Vecina 5ª:

Ese amor fue bendito

con una larga dicha,

que para ellos duró

toda una larga vida.

 

Presidente        (emocionado):

¡Bonito, muy bonito!

¡Hermoso, muy hermoso!

 

(El niño 1º y el niño 2º inician un aparte entre ellos).

 

Niño 1º               (se dirige al niño 2º, en plan de desafío):

¿Sabes repiquitiar,

entonar las canciones,

que cantan las campanas

al toque de oraciones?

 

Niño 2º              (responde de inmediato y muy animado):

¡Sí! Cantaba una mi abuelo

sobre Antonio, el de Alcides,

y Maruja, la de Mero...

Sus juegos infantiles

de cuando él tenía pelo.de cuando él tenía pelo.

(Sacude la mano en el aire, para indicar que eso fue hace mucho,  mucho tiempo, porque ya su abuelo está completamente calvo. Luego entona con cadencia de cantinela y moviendo ambas manos al compás, como tocando las campanas:)

Marujina, Antón;

Marujina, Antón;

Marujina, Marujina;

Marujina, Antón.

 

Niños 1º y 2º    (la repiten los dos, a coro de cantinela):

Marujina, Antón;

Marujina, Antón;

Marujina, Marujina;

Marujina, Antón.

 

Niño 1º               (propone, animado):

¡Cantemos la otra!

 

Niños 1º y 2º    (cantan, a coro, otra cantinela, con los mismos movimientos):

Mañana domingo,

San Garabito.

Subime a la torre

a tocar un poquito.

Estaba una vieja

guisando un cabrito.

Pedile un cachito.

Diome con una teja

detrás de una oreja.

¿Dónde está la teja?

Fue al agua abajo.

¿Dónde está el agua?

La bebieron los bueyes.

¿Dónde están los bueyes?

Fueron por vino.

¿Dónde está el vino?

Lo bebieron las viejas.

¿Dónde están las viejas?

Cardando lana.

¿Dónde está la lana?

La escarramiaron las gallinas.

¿Dónde están las gallinas?

Poniendo huevos.

¿Dónde están los huevos?

Los comieron los frailes.

¿Dónde están los frailes?

Diciendo misa.

¿Y dónde está la misa?

¡Ya va cuanta que está dicha!

                

(Se callan los niños, sonriendo.Todos quedan en silencio.

El Presidente asiente con la cabeza, recordando también él.

Pasado un momento, se dirige a las vecinas que hicieron la            propuesta).

 

Presidente        (emocionado y sonriente):

¡Bonito, muy bonito!

También emocionante…

¿Y cómo haríamos esto

de ahora en adelante?

 

Vecina 4ª          (muy seria):

Pedimos restaurar

las cuatro tradiciones

que mejor nos definen:

limosna pa las Ánimas

al toque de oraciones,

ofertas de las hachas

por las obligaciones,

también el pan bendito

en fiestas de guardar,

y el ramo de manzanas

para la Navidad.

 

Vecina 5ª          (apoyando a la anterior):

Pedimos pocas cosas

y no serían costosas.

Lo vamos a explicar:

 

Vecina 4ª          (muy seria):

En víspera de fiesta,

si es una extraordinaria,

saldremos a pedir

limosna pa las Ánimas.

 

Presidente        (pensativo):

Y ¿cómo se haría eso?

 

Vecina 4ª          (muy seria):

Tal como siempre se hizo:

por turno de viviendas,

al toque de oraciones,

llamando a cada puerta.

 

Vecina 5ª          (sigue):

La casa que esté en turno

tendría que ofrendar

también el pan bendito

pa compartir los frutos

en pedazas de paz. 

 

 

Vecina 4ª          (sigue):

Con lo recolectado

de todo el año, junto,

podremos sufragar

la anovena en noviembre

por todos los difuntos.

 

Vecina 5ª          (sigue):

Y el Ramo de Manzanas

para la Navidad.

 

Ramo de Navidad, con manzanas


Vecina 4ª          (sigue):

Y unas libras de cera

de lumbre pa’l sagrario,

que recuerde las hachas

por los antepasados.

 

Vecina 5ª          (sigue):

Todo en nombre de todos,

memoria y oración

de los que fueron nuestros.

Siendo de todos juntos,

tendrá más emoción

que si es de cadaguno.

 

Presidente        (dirigiéndose a todo el auditorio, muy en su papel):

¿Hay alguien que se oponga

a esta nueva propuesta

que aquí se ha presentado?

 

(Nadie se opone. Algunos la apoyan.

El presidente se dirige al secretario, que parecía distraído)

¡Despierta, Secretario! 

(El secretario se sobresalta)

Si ya estás preparado,

incluye en la ordenanza

sin ninguna tardanza

lo que aquí se ha propuesto,

porque ya está acordado.

  


  Escena cuarta.

 Los mismos. Llegan los pastores. Regresan cantores.

(Está terminando el concejo de vecinos, cuando se escuchan unos fuertes golpes en la puerta de la iglesia).

 

Presidente        (responde a voces a la llamada, sabiendo ya quién llama):

Señores, ¿a qué llamar

a la puerta de la Iglesia?

Si no padecéis amnesia,

sabéis que podéis entrar.

Sólo tenéis que empujar,

la llave no está pechada,

está la puerta arrimada

para guardar el calor

y hacer más acogedor

el amor de esta morada.

 

(Se abre la puerta y se asoman los pastores y los cantores.

El rabadán se adelanta, fatigado y muy nervioso, hasta el  centro de la iglesia, mientras se descubre del pasamontañas, se limpia el rostro con él y sacude la nieve de sus engorras).

 

Rabadán            (canta, con la tonada del ramo)

¡Buenas noches, señor cura,

y vecinas y vecinos!

Traemos malos caminos

para andar a la ventura.

Venimos con la premura

de un recado angelical

para buscar al Dios-Niño

que ha nacido en un portal.

 

Presidente        (Se acerca a recibirlo y recita, emocionado también él):

¡Noche Buena, rabadán!

Concrete, si le es posible,

qué es lo que busca su afán

en fiesta tan bonancible.


Rabadán            (sigue cantando):

Vamos buscando un portal,

donde haya nacido un niño

sin más calor que el cariño

del regazo maternal.

Los ángeles nos dijeron

que sería recién nacido

y que estaría en un pesebre

con los pañales vestido.

 

Secretario         (recita, descorcentado):

A ver… a ver… ¿qué decís?

Explicadnos un poquito,

hablando bien despacito,

esa prisa que sentís.

 

Cantores – todos (cantan desde la puerta):

¿Entramos todos y todas?

Miren que fuera hace frío,

que estas escarchas pelonas

nos matan de escalofríos.

Ved que traemos novedad,

para labriar la memoria:

el anuncio de la gloria

de la Santa Navidad.

 (Mientras entran y cantan, varios de ellos limpian la nieve y la nariz, ellas con el mandil, ellos con las mangas).

Queremos representar

los pastores de Belén,

los primeros que adoraron

a Dios después de nacer.

 

Presidente        (recita, muy familiar, su invitación):

¡Entráy, entráy cuanto antes,

los que querades entrare!

No vos fagades rogare.

Llegaivos hasta aquí alante

y buscáy un acomodo;

después cantaredes todo

lo que querades cantare.


Rabadán            (recita, también él, la orden de entrar hasta cerca del altar):

Adelante los cantores,

saludad con cortesía,

que ésta es la casa de Dios

y de la Virgen María.

 


  

Escena quinta

 Diálogo de los pastores con los vecinos.



(Entra el grupo de cantores, mayores y niños, armando algo de barullo, hablando todos a la vez. Cada uno lleva en las manos un cayado, una cayada o un palo y algún regalo: un corderín, un vellón, un cascabel, una esquila, un mañizo de aguzos; un barril de vino; cestas y fardelas con frutas de la estación – manzanas, peras, castañas, naranjas… -, y frutos del campo - alubias, garbanzos, cebollas, ajos -, un tarro de miel, una hogaza, un chorizo, un trozo de tocino, manteca, sebo, unos chichos para migas, unas chichas para picadura, una asadura para hacer chanfaina, un salero, ramas de perejil y laurel; una sartén y un puchero; un atado con ropas de bebé…

Tras ellos, entra el leñador arrastrando su carro con una mano y cargando al hombro un feije de leña. El carro va cargado hasta arriba de cosas: una cesta de manzanas, otra de patatas, unos cepos, feijes de urces, una mañiza de hierba…)

 

Secretario         (con ceño de molestia, aburrido del barullo):

¡Por favor, guarden respeto

para nuestra devoción,

que ésta es casa de oración!

que éste no es modo de entrar

con este barullo inquieto,

así tan de sopetón. 

(Hace una pausa a la espera de que se vayan acomodando y callando)

¡No pongan en un aprieto

a estas personas tranquilas.

Aquí se viene a rezar.

tengan al corderín quieto

y silencien las esquilas

o los hemos de expulsar!

 

Presidente        (él calmado y, a la vez, sonriendo complacido):

¡A ver, a ver, secretario,

fiel de fechos, aguacil!

Estos señores de aquí

son de nuestro vecindario.

Tienen derecho a acudir,

cuando se toca a concejo,

y podrán hasta cantar.

¡No te vuelvas a pasar,

o te echaremos a ti!


(lo mira y remira con gesto de severa advertencia)

A ver, los de allí detrás,

entren y cierren la puerta

pa que no s’ esgape el gato.

Dedicaremos un rato

para escuchar esta historia

que al pronto nos desconcierta,

esta extraña novedad

que nos traen los pastores

y nos anuncia la gloria.

¡Guarden silencio, señores!

 

Secretario         (Más sereno, atento a lograr el control de la situación):

¿De dónde vienen ustedes?

 

Pastores            (cantan con entusiasmo y muy bien acompasados, la relación de                                topónimos de todos los parajes que han recorrido):

Venimos de Valdeluengo,

camino de Las Omañas,

entre Ribera y Cepeda,

por abajo de La Braña.

Pasemos por La Trampona,

Los Chanos y Las Forcadas,

bajemos al Arcavueche

y, al final, Las Encorradas.

 

 Panorama del horizonte norte, con el camino descrito por los pastores

 

Secretario         (mosqueado por tan larga explicación):

¡Muy largo camino es ese!

¿Y hacia dónde se dirigen,

abandonando el rebaño?

 

Rabadán            (canta, ofendido por la acusación):

¡El rebaño está atendido!

¡Quede ese asunto aclarado!

Al emprender el camino,

no lo hemos abandonado.

 

Todos los pastores (cantan a coro, apoyando al rabadán):

Y según es la costumbre

de los pastores cabales

lo guardarán dos zagales,

vigilantes junto al lumbre.

 

Quédense ustedes tranquilos,

que bien protegido queda

por cuatro buenos mastines]

y cuatro perros de aqueda.

 

Y como se arrime un lobo,

lo va a sentir algún perro,

lo vocearán los zagales,

repicando algún cencerro;

 

y escapará entre zarzales,

entre las urces y matas,

corriendo como alma en pena

con el rabo entre las patas.

 

Lobo merodeando

 


Secretario         (insiste en sus pesquisas):

¡Intentadnos aclarar

el rumbo de esta jornada!

 

Rabadán           (paciente, recita, algo aburrido ya de estas pesquisas):

Aclaradlo las zagalas,

que estáis mejor enteradas.

 

Pastoras            (cantan, pero dirigiéndose al presidente):

No sabemos dónde vamos,

por eso es el preguntar

con las pistas que nos dieron

unos ángeles de allá.                         (Señalan al cielo)

 

Digan, señores vecinos,

si nos pueden informar,

si ha nacido aquí algún niño.

¡Lo tenemos que encontrar!

 

Debe estar junto a su madre,

recogido en un portal,

acostado en un pesebre,

envuelto en pobre pañal.

 

Presidente        (responde con amabilidad):

Por las pistas que nos dais,

yo creo saber ya quién es

ese niño al que buscáis;

pero bien debéis saber

que algo retrasados vais

y que es difícil creer

que por aquí aparezcáis,

ataviados de pastores,

cuando no quedan rebaños.

Buscáis al Niño Jesús

y, si es que os guía la fe,

es el que nació en Belén

hace más de dos mil años.

 

Pastores            (insisten en su intento de averiguar dónde encontrarlo):

Sí que nos guían la fe

y la buena voluntad.

¿Queda muy lejos Belén?

Tenemos prisa en llegar.

 

Secretario         (tratando de desanimar a los pastores):

Pues… la ciudad de Belén,

de nombre “casa del pan”,

es la patria de David

cerca de Jerusalén.

Está en tierra de Judea,

pertenece a Palestina,

hoy dominio de Israel.

Es decir: ¡zona de guerra!

En kilómetros medidos

estará… ¡a tres mil seiscientos!

y es un largo recorrido

para hacerlo en poco tiempo.

 

Pastores            (responden al sarcasmo, cantando, con una sencilla ironía):

Pues sí que parece lejos

para llegar caminando…

Tal como andamos de viejos,

vamos a tardar dos ratos.

 

Presidente        (interviene para animar a los pastores, aclarando  la situación:

Solo están emulando a los pastores de Belén)

¡Tranquilos, quitad cuidado,

que yo entiendo lo que pasa!

Que sólo representáis

a los pastores de antaño,

que no sois los de Belén,

que no tenéis ni rebaño…

Por eso yo estoy pensando…

que aquí tenemos la escena

que ahora venides buscando.

Mirad ese Nacimiento

preparado con esmero

por nuestro Gaby Serrano,

con figuras que ofrendó

nuestra vecina Felipa,

Felipa Arienza Suárez,

hace más de cincuenta años.

Un nacimiento que crece,

hoy por todos venerado.

Los vecinos lo enriquecen,

aportando cada año

figuras y construcciones,

tal el caso de Bernado,

Bernardo Omaña Fernández,

que levantó un portalín

con blanca paja techado.

Está el niño en el pesebre,

¡cantadle ese ramo vuestro

y ofrecedle esos presentes

en nombre de todo el pueblo!

 

 

 



Escena sexta. 

 

Adoración de los pastores (B. E. Murillo)

 

Ofrenda de presentes.

(Los mismos)

 

(El Secretario va llamando a los cantores y pastores para que entreguen sus presentes).

 

Secretario         (imitando al presidente, comienza a presentar la ofrenda de                                          presentes, con modales más amables):

Aquí nos llega Gabriel,

un joven siempre contento.

¿Qué haría el pueblo sin él?

Ahí tienes tu Nacimiento

con la Sagrada Familia.

¿Tienes algo que decir

en este justo momento?

 

Gaby                     (sonriente y vergonzoso):

Sí: ¡Dios te salve, María!


Secretario        (con repentina sorpresa):

Por amor de Dios, Gabriel,

¿A qué viene este saludo?


Gaby                     (sigue sonriendo, ahora orgulloso):

Es el de el ángel Gabriel.

Yo me llamo como él.

 

Secretario        (con admiración sincera):

¡Tu saludo es el mejor,

el del ángel del Senor!


¿Y eso que llevas a cuestas?

Seguro tiene un destino.

 

Gaby                    (descarga el feije de leña que llevaba a la espalda):

Traigo una poca de leña

para calentar al Niño. 

Leñador

 

Secretario         (admirado, hace gestos de asentimiento):

¡Buena muestra de cariño!

El que sientes bien se nota.

¿Y qué tienes en la mano?

 

Gaby                    (les entrega una pelotina):

Ésta es una pelota

para que empiece a entrenar.

 

Secretario         (todavía más asombrado):

¿Es que lo quieres fichar?


Gaby                    (con total convencimiento):

¡Sí. Para nuestro equipo!


Secretario         (Hace una pausa y continua):

Y esas niñas tan bonitas

¿qué ofrecen al Niño-Dios?

 

Niña 3ª               (muestra sus regalos):

Yo un cascabel y una esquila

para hacerle un sonajero.


Niña 4ª              (muestra sus regalos):

Y yo el vellón de un cordero[130]

para que se acueste encima,

y para lavarlo a él

una esponjina amarilla. 

Vellón para la cuna

 

(Hace ademán de irse; pero coge a su madre de la mano y vuelve a primera fila).

Mi madre también trae cosas.

¡Venga, dáselas, mamá!

 

Madre de la Niña 4ª (entrega una bolsa no desechable de la compra con                                            regalos):

Na… ¡Esto es cosa de na!:

un hueso del espinazo

con un cuarto de gallina

y unas pocas hortalizas

pa hacer un buen sorbocaldo,

que, después del embarazo,

resulta muy indicado

pa todas las primerizas.

 

Niña 5ª               (muy dispuesta, muestra sus regalos en un cesto):

Yo les traigo frutos secos:

nueces… y unas castañinas

que, asadas cerca del fuego,

saben a gloria bendita.

Y una ñalada de huevos

para hacer varias tortillas.

 

Niña 6ª              (Llega con su abuela, muy mayor, de la mano. La mira, pero la                                    abuela parece algo despistada, con demencia senil. La niña                                             reacciona muy rápida, como con prisa):

¡Abuela, que no te enteras,

mírate en las faltriqueras!

                

(La abuela busca en la faltriquera y saca dos paquetes pequeños.

Los coge la niña para entregarlos y dice lo que son):

Para el Niño. Los perdones:

manoplas y unos patucos

pa evitar los sabañones.

 

(También entrega los suyos):

Yo un paquetín de almendrucos,

una libra chocolate

y una pastilla turrón.

 

(Se retira de primera fila con su abuela de la mano. 

 

  

(Salen a primera fila dos vecinas con una cesta. Comienzan a sacar paquetes y van diciendo lo que son. Deben cuidar de sacarlo en el mismo orden en que lo van a anunciar).

 

Vecina 1ª:

Estos regalos van juntos,

pero son de mucha gente:

hay chichos para unas migas,

hay una hogaza de pan,

chichas para picadillo

y carne para guisar.

 

Vecina 2ª :

Asadura pa chanfaina,

mantequilla para untar,

aquí hay un tarro con miel,

perejil, laurel, salero,

un puchero, una sartén,

un biberón, un babero

y ropas para un bebé.

 

Secretario         (cada vez más sorprendido por tal dadivosidad, hace otra pausa):

A ver… los niños ¿qué traen?

 

Niño 3º              (se adelanta):

Traemos unos aguzos

que sirven para alumbrar.

Se encienden algo inclinados

y los hay que espabilar.

 

 Aguzos

 

Niño 4º              (lleva con su padre, de la mano, una cesta):

Mi padre y yo les traemos

una cesta de patatas:

las grandes para el puchero,

las pequeñas para asar

en el rescoldo del fuego,

que las tendrán que sobar

para que sepan bien luego.

 

Niño 5º              (se adelanta solo, con una corra de chorizo):

Yo una corra de chorizo,

una buena lenguaniza,

que antes de hincarle los dientes

ya huele que resucita.

 

Niño 6º              (se adelanta solo, con un trozo de tocino):

Y yo un cacho de tocino.

Éste, que es tocino nuevo,

y todavía no está rancio,

hará muy buenos torreños

charruscándolo a la brasa,

espetado en un garrancho.

Entreverado de hebra,

cuando haya pingado grasa,

sabrá rico hasta el pellejo.

  

Secretario:

¿Queda alguien más por ahí

con algo que regalar?

 

(Varios vecinos se adelantan con la boina en la mano y hablan alternativamente, mientras sacan regalos del carro. Deben asegurarse de sacarlos en el mismo orden en que los anuncian):

 

Vecino 1º          (abriendo una fardelina y mirando):

Aquí hay una fardelina

con uvas y mandarinas.

 

Vecino 2º          (destapa un barril y huele):

Este barril tiene vino

y me da que huele fino.

 

Vecino 1º          (mostrando más cosas, sin sacarlas del carro de Gabi):

Esto es todo pa la lumbre,

calculando más o menos…

hay un arrojío de urces

y dos arrobas de cepos.

 

Brezal para obtener urces y cepos

 

Vecino 3º          (recuenta el resto de cosas):

Aún nos queda por contar:

una cesta de manzanas

para hacerles un gran ramo;

dos cirios de buen tamaño,

que serán muy buenas hachas

de ocho libras cada uno,

sufragio para las Ánimas

y lumbre para el sagrario.

Y… no queda nada más.

 

Ramo de Navidad con velas y adornos

 

Vecina 5ª          (se quita el mantón negro de lana y lo entrega):

Yo este presente daré,

que es para Nuestra Señora:

mi mantón nuevo de lana,

lana muy abrigadora.

 

Rabadán           (se quita el tapabocas y lo entrega):

Y yo para San José

le daré mi tapabocas,

que casi es nuevo también,

que te abriga y no te mojas.

 

Secretario         (interviene, meditabundo y cabizbajo):

¿Hemos terminado al fin?

 

(Se toma un instante para reflexionar y sigue, más decidido).

Pues tendré que hablar yo ahora…

Y me pesa esta demora…

 

(Otra pausa).

Tengo algo para ofrecer

a Santa María, La Virgen,

de aguinaldo para el Niño.

 

(Se quita la capa y la entrega).

¡Tenga mi capa, Señora!

para arropar a su Hijo.

 

Niño Jesús al que adorar (besar la patina) en La Navidad

  

Presidente        (levantándose a primera fila. Mira primero al secretario):

Éste sí que es un milagro.

¡De verlo para creerlo!


 (Suspira y alza la voz para proclamar):

Aún me falta hablar a mí

en nombre de este Concejo.

Hoy queremos regalar

a La Sagrada Familia

derecho de vecindad,

por si tienen la bondad

de darnos su compañía

y quedarse con nosotros.

 

Secretario         (con cara de mucha alegría):

Perdón, señor presidente.

Queda un asunto pendiente.

Hay alguien que se ha escondido

y que no ha comparecido

para entregar su presente…

 

(Mira de forma insistente hacia un niño, que tiene un corderín en los brazos, medio escondido entre los pastores. Se acerca a él, lo toma de la mano y lo saca a primera fila.).

¿A quién tenemos aquí?

¡Al niño del corderín…!

¿Tiene nombre esa criatura?

 

Niño del corderín (muy cobarde):

Yo le he llamado ”Lucera”.

¡Y no es cordero! ¡Es cordera!

 

Secretario:

¿Porqué les has puesto ese nombre?

 

Niño del corderín:

Por la mancha de la frente,

que se parece a una estrella.

 

Secretario:

¿Y qué vas a hacer con ella?

 

Niño del corderín (indeciso):

Regalársela a la Virgen.

 

Secretario:

Pero… no lo tenías claro…

No salías para ofrecerla.

 

Niño del corderín (casi haciendo pucheros por quedarse sin ella):

Es que… ¿Quién la va a cuidar?

Es que… ¡Se puede morir,

si no le dan de mamar!

 

Secretario:

¿Y qué vas a hacer ahora?

 

Niño del corderín (decidido, al fin):

Se la daré a La Señora,

pero la cuidaré yo

hasta que se haga mayor. 

El Buen Pastor (Murillo)

 

Secretario:

Pues me parece muy bien.

¡Es la mejor solución!

(Parece que termina, al fin, la ofrenda de presentes; pero, de pronto, se oye un pequeño chiflido y todo el mundo se vuelve a mirar a otro niño-pastor que lleva un pequeño cerrón a la espalda y ahora tiene en la boca un chiflato que antes llevaba colgado al cuello).

 

Niño del chiflato (sale a primera fila.

Saca del cerrón un trozo pequeño de pan del enciete de la hogaza y se lo ofrece al Niño Jesús muy decidido):

Yo también quiero ofrecer

este pequeño currusco,

que es de pan pajarines.

 

Padre del Niño del chiflato (Pastor. Sale hacia delante a recoger al niño):

Él no lo podrá royer,

tan duro como un pedrusco…

¿No ves que aun no tien dientines?

 

Niño del chiflato (guarda de nuevo el currusco en el cerrón, con gesto de pesar):

Pues… a ver… espera, ¡espera!

¡Le regalo mi chiflato,

que es de un palín de palera!

 

(Lo descuelga de su cuello, silba una vez con él  y lo entrega)

Presidente        (levantándose a primera fila otra vez):

¡Ahora si hemos terminado!

Pues… vecinas y vecinos,

el Concejo se ha acabado.

Falta que canten el Ramo

para luego desearnos

unos a otros la paz

con nuestro mejor cariño

y una contenta sonrisa;

adorar después al Niño,

besándole la patina,

y decirnos hasta luego.

 

¡Y yo a todos os deseo

una feliz Navidad

y muy próspero Año Nuevo!

 

 


 

 

Despedida del director y los actores

(habla el director)

 

Perdónennos tantos fallos

de esta primera función.

Si ensayamos pa otros años,

mejorará la función.

 

Si nos quieren castigar,

porque no hemos sido buenos,

y nos deciden tirar

con tomates y con huevos,

tírennoslos poco hechos,

luego los merendaremos

y nos serán de provecho.

 

Mas, si un poco les gustó

y nos deciden premiar,

no va hacer falta que aplaudan,

pues su sonrisa nos paga

y es que verles complacidos

será la mejor soldada.

 

Ahora, para rematar:

¡Viva el pueblo con su gente,

los vivos y antepasados,

con su historia y el presente,

y que con nosotros viva

esta Sagrada Familia!

 

Todos:

¡Viva!