EL BELÉN EN FERRERAS DE CEPEDA
Escrito por Celsa Omaña Menéndez
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Desde tiempos inmemoriales existe la tradición en nuestro pueblo de festejar Las Navidades de una forma muy especial. Siempre, según hemos oído de nuestros mayores y llegamos a vivir en nuestra infancia, se organizaron ceremonias, ritos y actividades emotivos y festivos, incluso alegres, como La Misa de Gallo a media noche el día de Nochebuena; las ofrendas y cantos de los ramos de Navidad por parte de los pastores y las mozas; la adoración del Niño Jesús, que vivía acostado en blancos pañales en una cunita de varas de negrillo, "besándole la patina" y cantando villancicos en cada misa y rosario, a los que acudían masivamente todos los habitantes del pueblo; la anovena de La Sagrada Familia; las bromas o inocentadas el 28 de diciembre; el reparto de aguinaldos a niños y afijados; el sorteo de los ramos entre los vecinos que compraban una participación; y, cada noche, las divertidas veladas o filandones en los que los vecinos compartían charla, juegos ("al gato melendrigue"), cuentos, cosillinas ("al cicirizaña"), cantos y bailes al son de la pandereta, castañas asadas... todo ello al amor de la lumbre y a la luz de algún candil o aguzo para aprovechar las largas horas de las noches tan largas. Aunque había pocos recursos en las alacenas y menos "perras" en los bolsillos para comprarlos, las buenas gentes derrochaban imaginación y buen ambiente para endulzar sus vidas esforzadas, con la mayor atención para los niños.
Así fueron contando años y Navidades hasta nuestra infancia. Entonces llegó el momento de empezar a "montar el Belén", por lo que debemos un muy agradecido recuerdo a nuestra vecina FELIPA ARIENZA SUÁREZ, que regaló a la parroquia en 1961 un lujoso conjunto de figuras del nacimiento de buena talla y factura. Ya sólo faltaban los complementos. No se disponía de más medios para comprarlos; pero sí abundaban la imaginación, las ganas y las iniciativas, como alguna corteza de un tronco de árbol, la paja majada de la era, el musgo de los techos y tapiales, etc...
Y con ello se montaba el Portal.
Generalmente el Sacerdote del pueblo se lo encargaba a los
que estaban estudiando en los colegios o en el seminario. Se suponía que
tendrían más ideas y experiencia en el tema, pero también aportaban sus cosas algunos vecinos (Bernardo un portal, Marcelo algunos materiales para luces y adornos, David los soportes para los Ramos, etc).
A veces utilizaban las cajas de cartón de los zapatos para
hacer el montaje, e incluso los envoltorios de los caramelos para
ponerlos como cristales de colores en las ventanas de sus construcciones.
Además del Nacimiento, preparaban los cánticos del Ramo de
Manzanas, haciendo alusiones en la letra, a algunas historias que habían
ocurrido ese año en el pueblo, generalmente graciosas.
En resumen, se puede decir que gracias a todas esas personas
que, con gran ilusión, poco material y mucha fe, preparaban El Belén, hemos
conseguido implantar y mantener hasta la fecha una nueva tradición que debería perdurar.
Otro agradecimiento va ahora, y desde hace ya varios años, para GABRIEL SERRANO FERNÁNDEZ (Gabi), que ha sido el eslabón que ha unido el pasado y presente de la Navidad en este pueblo. Todo lo hace, nada más pasar la fiesta de Santa Lucía, con una ilusión enorme: buscar el musgo, recoger piedras para construir la maqueta, tablas, etc. Nada se le olvida y, cuando se desmonta, lo guarda todo a buen recaudo hasta el siguiente año.
Él fue quien me pidió ayuda y yo, siempre que esté aquí,
estoy dispuesta a prestársela.
Sí es verdad que, como las figuras son de escayola, ha habido que restaurar varias, porque en la iglesia hay bastante humedad y, al sacarlas o guardarlas, siempre hay alguna que se puede lesionar.
Otra persona implicada cada año en estas tareas, es ROSARIO FERNÁNDEZ AGUADO (Charo). Además de echarnos una mano en el montaje del nacimiento y los ramos, es la que administra los costes de los arreglos. Si el daño en la figura es muy grave (rotura de mano, brazo, dedo, etc), las lleva a restaurar a León, sufragando los costes con parte de las aportaciones que en la Misa de cada día se van dejando en la cesta de las colectas, y, si son desconchones en la pintura, suelo repararlas yo y ella me entrega la cantidad correspondiente a los gastos de material, justificados con los tiques de las compras.
El primer año que me impliqué en la tarea fue en 2019. Ese año había bastantes figuras para retocar:
Figuras dañadas |
Poco a poco y despacito, creo que ahora tenemos 30 figuras en total y en buenas condiciones (el Niño del Portal está recogido en la Sacristía). Claro, primero fue necesario organizar el almacén del pueblo con permiso de la Junta Vecinal, para poder tener unos armarios disponibles para recoger todos los elementos del Belén, envolviéndolos con mucho cuidado con material acolchado para que no se deterioren ni con golpes ni con la humedad, en fin, con mucho cariño…
Estas son las figuras que tiene el pueblo en esta fecha:
La Sagrada Familia, la mula y el buey |
Los Reyes Magos |
Personajes |
Personajes |
Y, teniendo los habitantes del pueblo, debíamos edificar las casitas del Belén. Pues manos a la obra y, por supuesto, sin que repercuta en la economía del pueblo o de la Iglesia, ya que son bastante caras en el comercio, voy haciendo algunas, utilizando porexpán (corcho blanco), cartón, papel, cola blanca, chapa de madera, silicona caliente y arcilla roja para algunos tejados.
Posada |
Casa de pastores |
Cabaña y chozo |
Horno |
Frutero |
Alfar |
Pozo |
Portal |
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